Ninguna empresa podrá triunfar si sus productos y sus ofertas son similares al resto de los productos y ofertas de mercado. Las empresas, por tanto, deben adoptar estrategias de posicionamiento y diferenciación adecuadas. Dentro del proceso de administración estratégica de marcas, las diferentes empresas y las distintas ofertas deben representar una gran idea inconfundible en la mente del mercado meta.
El producto es el primer elemento de la mezcla de marketing, y también el más importante. La estrategia de producto exige una serie de decisiones coordinadas referentes al conjunto de productos, las líneas de productos, las marcas, el envasado y el etiquetado.
Al planear una oferta de mercado, los mercadólogos deben contemplar los cinco niveles del producto: el beneficio central, el producto básico, el producto esperado, el producto aumentado y el producto potencial, que incluye todas las mejoras y transformaciones posibles en último término.
Los productos se clasifican de distintas formas. En términos de duración y confiabilidad, se dividen en bienes perecederos, bienes duraderos y servicios. En la categoría de bienes de consumo, los productos son bienes de conveniencia (de uso común, de impulso o de emergencia), de compra (homogénea y heterogénea), de especialidad y no buscados. En la categoría de bienes industriales, los productos pueden ser: materiales y piezas (materias primas y piezas y materiales manufacturados), bienes de capital (instalaciones y equipo), o suministros y servicios (suministros operativos, productos y servicios de mantenimiento y reparaciones, y servicios de asesoría empresarial).
Las marcas se diferencian de acuerdo con una serie d dimensiones de producto (la forma, las características, el nivel de calidad, la duración, la confiabilidad, la posibilidad de reparación, el estilo y el diseño) y de acuerdo con una serie de dimensiones de servicio (facilidad de pedido, entrega, instalación, capacitación a los clientes, servicios de consultoría y servicios de mantenimiento y reparación.